
Sobre todo en la segunda mitad de los 90’s, el mundo financiero dedicó especial atención al tema de la Creación de Valor. Y siendo éste –a mi entender– el primer y último objetivo de toda empresa, resulta paradójico que hoy, se toque el asunto de manera imprecisa, genérica y a veces, como un cliché light.
Tal vez se deba a la relativa complejidad de los temas que involucra la Creación de Valor para el Accionista (Shareholder Value). O bien, a que ciertos contenidos técnicos son de difícil difusión general. A pesar de estas limitaciones, este artículo es de obligada lectura para quienes hacen empresa o quieren emprender seriamente.
Puntos fundamentales
Empecemos por definir creación de valor. En un sentido amplio, es el aumento de riqueza por encima de lo estrictamente necesario para compensar el riesgo incurrido en su búsqueda.

Por si el lector no lo ve claro, veamos este ejemplo: un atleta saltador de pértiga, enfrenta la vara a 6.15 metros de altura. Ganará la gloria y el récord mundial solo si logra hacer que su cuerpo pase por encima de esa altura. De nada le servirá alcanzar exactamente esa altura y mucho menos, pasar por debajo de ella aunque sea un milímetro.
Así, es fácil de entender cuándo una empresa crea valor para el accionista: cuando la rentabilidad obtenida para él supera el riesgo que ha asumido para lograrlo. Entonces, crear valor es la primera y última meta de toda institución –privada o estatal, cotizada o no, familiar o no, con fines de lucro o altruista– creada para satisfacer alguna necesidad concreta de la sociedad.
¿Por qué hablamos de creación de valor para los accionistas? ¿Acaso los otros grupos de interés vinculados a la empresa –clientes, proveedores, Estado, empleados, etc.—, no son también igual de importantes? La respuesta es clara: solo se puede generar valor de manera sostenible, si y solo si “antes” se ha creado valor para los stakeholders. En otras palabras: si la empresa es capaz de producir valor para “el que va al último” —para el que asume el riesgo básico del negocio—, es porque en ella se han tomado decisiones que han producido y crean valor para todos los interesados (incumbentes).
Medición
Siempre que queremos medir algo, se deben definir los puntos de medición. La medición de creación de valor, que debe medir el aumento de riqueza económica, necesariamente debe tener un punto inicial y un punto final entre los que se desea medir tal aumento.
Finalmente, una noción verdaderamente importante, es la de que en materia de creación de valor, pasa algo similar a los impulsos que rigen la electrónica: sólo hay ceros y unos, no más. Me refiero a que, si no se crea valor, se destruye. La empresa, o crea valor o lo destruye. Dramático, pero es así.
Formulación
Siguiendo el camino pedagógico planteado por el Profesor Pablo Fernández[1], de IESE Business School –mi alma mater–, accederemos a la formulación de la creación de valor, mediante tres conceptos que conviene diferenciar:
- Aumento de Capitalización: incremento, en dólares, del valor de las acciones de una empresa.
- Aumento de Valor para los Accionistas: incremento, en dólares, de patrimonio del accionista.
- Creación de Valor para los Accionistas (CDV): generación de riqueza, en dólares.
El concepto 3), incluye al 2). Y el 2) incluye al 1). Expresado matemáticamente:
CDV = (rentabilidad del accionista – riesgo del accionista) x Capitalización
Rentabilidad del accionista = (Variación del valor de las acciones + dividendos)/Valor de la acción

Riesgo del accionista, es la rentabilidad exigida a las acciones, que de acuerdo al CAPM[2], por ejemplo, se calcula como [Rf + b x MRP][3]
Capitalización = Número de acciones x Valor de mercado de la acción
Todos los términos y factores aquí expuestos, se expresan a valores de mercado, en dólares. De nada sirve aquí la contabilidad.
Conclusión:
Teniendo en cuenta que el valor depende de las expectativas, la creación de valor exige pensar y configurar HOY el futuro. Y no basta con generar utilidades y distribuir dividendos. Así como al atleta no le basta subir hasta los 6.1 metros…
Espero que ahora el lector, tenga clara la idea de que la creación de valor para el accionista, es la lógica consecuencia de hacer bien las cosas, de manera consistente, para sortear los riesgos que debe enfrentar la empresa en su diario caminar.
Sobre el Autor Invitado
Alberto Pérez. Gerente de Thinktank Ecuador. Master en Economía y Dirección de Empresas, IESE Business School, Barcelona. Ejecutivo senior, con experiencia en la dirección general y financiera de corporaciones locales y multinacionales de América Latina, conformadas por empresas con giros de negocio distintos, vinculados especialmente al consumo masivo. Especialista en banca de inversión, emprendimiento, consultoría y la enseñanza ejecutiva y de postgrado.
Referencias:
[1] Fernandez, Pablo. Creación de valor para los accionistas. Gestión 2000. Primera edición: abril 2000.
[2] Capital Asset Pricing Model: en la concepción de este modelo trabajaron simultáneamente, pero por separado, tres economistas: William Sharpe, John Lintner y Jan Mossin. Sus investigaciones fueron publicadas en diferentes medios especializados, entre 1964 y 1966. Y William Sharpe recibió el Premio Nobel de Economía (en conjunto con Harry Markowitz y Merton Miller) el año 1990.
[3] Rf = Riesgo de la deuda soberana; b = riesgo no diversificable de la acción; MRP = Prima de riesgo de mercado.